El portfolio implica interés, dedicación, percepción y retentiva
de las circunstancias. Ello derivará a la reflexión y pensamiento por escrito
de las experiencias vividas para realizar comparaciones, relaciones y
conclusiones que nos llevarán a la toma de decisiones. Es un recurso
imprescindible para la investigación en el aula y para futuras planificaciones,
transformando la práctica docente.
Por tanto, la reflexión docente se convierte en algo fundamental
puesto que permitirá elaborar conclusiones para el rediseño continuo de nuestra
práctica docente. Creo que el proceso
reflexivo debería ir ligado a cada uno de los criterios de un portfolio
docente. De lo contrario se corre el riesgo de perder correlación. De la misma
forma que en los diarios personales se relatan los hechos más importantes junto
a los sentimientos y opiniones que sugieren, en el portfolio hemos de actuar de
la misma manera. Es cierto que determinados autores y autoras distinguen dos
fases: una de descripción con las impresiones más inmediatas y otra de
descripción y análisis más sosegado, sistemático y racional que recogen en un
apartado distinto. Vuelvo a reafirmarme en que la reflexión, por muy elaborada
que sea, debe ir paralela a la descripción de los hechos para que tenga
inmediatez de relación y sentido.
Añado una pequeña rúbrica que puede amplificar la parte de
reflexión docente a la vez que divide dicha competencia por las distintas
dimensiones del propio portfolio docente para llegar a un mayor detalle de
evaluación.
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